Estreno en serio este espacio pero voy a tomarme la licencia de empezar comentando un proyecto que no es nuestro, sino de la contraparte, de los Franciscanos con quienes estamos trabajando aquí en Sunyani.
Según cuentan parece ser que una mujer italiana soñó con un niño que se moría de sed y como ella en el sueño no le podía ayudar, cuando despertó, decidió que iba a ayudar a hacer un nuevo pozo. El caso es que se pusieron en contacto con Martino, no os voy a aburrir con los detalles, y ya sea casualidad, o la Divina Providencia como dice él, justamente al poco tiempo los vecinos de este pequeño pueblo le pidieron ayuda para poder hacer un nuevo pozo en el poblado que se encuentra en medio de la foresta.
El pueblo del que partimos está en la carretera de Atronie y luego por un camino de barro como a unos 20 kilómetros de Sunyani. Desde ahí dos horas de caminata, y menos mal que no hacía calor, porque simplemente con la humedad se hacía bastante complicado respirar. Hay que pensar que esas dos horas son las que tienen que hacer los beneficiarios del nuevo pozo para poder acceder al agua potable. De ida y de vuelta, claro está. Como os imaginareis a lo largo de las dos horas nos encontrábamos cada cierto tiempo con una casita, sus habitantes y animales varios, para que os hagáis a la idea es como los caseríos de Navarra y País Vasco, o sea, la gente no vive en un núcleo sino que viven donde tienen sus campos de cultivo en medio de la selva lo cual hace que el tema de instalaciones sea si no complicado, imposible, eso sí, que no falte la antena de televisión enchufada a una batería de coche… 
Bueno, cuando llegamos por fin al lugar donde se va a hacer el nuevo pozo nos esperaban formalmente todos los beneficiarios de la zona. Curioso el ritual: primero tienes que saludar empezando por la derecha a todos los presentes, primero hombres, luego mujeres. Te sientan, y entonces se levantan ellos y vuelven a saludarte todos, empezando nuevamente por la derecha. En este país dar la mano izquierda, o empezar a saludar por tu izquierda es una falta de respeto muy grave. 
Lo que más me llamo la atención fue la tristeza de estas personas, habituada como estoy a que los ghaneses estén siempre sonriendo, era curiosa la expresión de profunda tristeza de todos los presentes.
Después de la presentación de Martino de todos los presentes y de en que iba a consistir el trabajo nos quisieron enseñar cual era el punto más cercano del que sacaban agua, así que nuevamente nos pusimos en movimiento, esta vez nos llevaron en taxi (¡!), en el que conseguimos entrar siete personas y que más que rodar a mi me daba la sensación de que flotaba entre los baches, como un cascarón de nuez en una tormenta. Luego otra pequeña caminata hasta el que es actualmente su pozo más cercano, no tan profundo como el del pueblo base, y además hecho manualmente por ellos. La verdad es que llamaba la atención lo bien hecho que estaba, lo regular de sus paredes y de las piedras con las que estaba realizado. Una obra de arte que solo es útil en la época de lluvias y que gracias a la ayuda de esta familia italiana será dejado de utilizar salvo para el riego de las granjas cercanas.
El próximo día más…
Palmeritas Marc Palmer estuvo aqui